El empresario Richard Branson dijo alguna vez que la mejor forma de llegar a ser millonario era empezando siendo billonario y luego comprar una aerolínea.

Bromas aparte, lo cierto es que no son pocas las empresas de transporte aéreo que han contribuido a respaldar la veracidad de la citada frase.  De hecho el propio Branson estuvo a punto de quebrar su aerolínea, si no fuera porque además de billonario también es un hombre de agallas y fuertes convicciones.

Según sus propios dichos, a principios de la década de los 90, mientras su sello discográfico Virgin Records gozaba de un increíble suceso, contando con artistas de la talla de Génesis, Spice Girls, Sex Pistols y Lenny Kravitz, su negocio aeronáutico no la estaba pasando bien.

British Airways había lanzado una campaña sucia para tratar de hacer quebrar a Virgin Atlantic, y debido al tamaño de la aerolínea, esta tenía muy pocas chances de sobrevivir al ataque, a no ser que recibiera una buena infusión de fondos frescos.

La decisión heroica no se hizo esperar.  En uno de los movimientos estratégicos más brillantes que se recuerde en el Reino Unido, Branson decidió vender su amado sello Virgin Records por la entonces escalofriante suma de 560 millones de libras esterlinas, algo así como mil millones de dólares, y capitalizó la aerolínea.

Esta nueva infusión de capital revitalizó a la compañía y le permitió capear el temporal, convirtiéndose años más tarde en una aerolínea rentable y exitosa.

Y como si esto fuera poco, la venta de Virgin Records resultó ser una decisión genial, ya que se hizo justo antes de que la música digital y las descargas por internet terminaran por hacer tambalear a todos los sellos discográficos.

Pero no debemos confundirnos y tomar esta historia como una de aciertos y casualidades, sino como una que nos ilustra cómo cuando un empresario tiene bien en claro su visión, no necesita pensar mucho acerca de cuáles son los pasos a seguir, ni necesita consultar a sofisticados y caros consultores.  Simplemente ejecuta, y ejecuta bien.

La clave de una estrategia exitosa parte siempre de poseer una visión simple y claramente enunciada, para que todos (empleados, inversores, proveedores y clientes) la puedan comprender y, fundamentalmente, para que aquellos que tienen que hacer cosas, sepan cómo hacerlas.

Branson decidió abandonar a su primer amor, el sello discográfico que había dirigido desde su adolescencia, para concentrarse en una industria en la que veía futuro si se hacían bien las cosas, y hay que agregar aquí que Sir Richard siempre tuvo una muy buena intuición para los negocios.

En la actualidad, según nos lo cuenta en un reportaje que le hizo Diane Brady en Business Week el pasado 22 de Noviembre, Virgin Atlantic enfrenta un nuevo desafío, y otra vez es British Airways quien se presenta como una amenaza.

La reciente alianza de British Airways y American Airlines, y la posible fusión de la primera con Iberia, constituyen dos decisiones estratégicas que pueden presionar a Virgin hacia decisiones que hasta hace poco eran impensadas.  Es que Virgin muy probablemente deberá contemplar también la posibilidad de unirse a alguna otra alianza para poder plantear batalla.

Richard Branson dice que “probablemente debamos unirnos a una alianza, aún cuando esto es algo que yo, particularmente, no quisiera hacer”.

Pero lo que siempre impacta de un empresario como Branson es su pragmatismo y capacidad para adaptarse a los desafíos que se le van presentando.  Algo de lo que ha dado muestras a lo largo de su vida con todas las aventuras que ha emprendido.

Ante el nuevo escenario competitivo presentado por su eterno rival, Sir Richard sostiene que si British Airways y el gobierno deciden cambiar las reglas, el no se quejará.  Simplemente empezará a jugar de acuerdo al nuevo reglamento.

Toda una enseñanza para aquellos que recién estén empezando a dar los primeros pasos como emprendedores.