Una docena de nuevos sitios web le permiten a extraños acceder a cosas que necesitan mientras su dueños se hacen de unos pesitos por cosas que no están usando.

En el artículo titulado “Extraño, puedes manejar mi auto”, Barret Sheridan de Bloomberg Business Week (número de Diciembre 13 del 2010) nos cuenta acerca de un negocio en crecimiento: sitios web que facilitan el encuentro entre dueños de cosas que ya no usan, o que por el momento no piensan usar, y potenciales clientes ávidos de usar esas mismas cosas y por las que están dispuestos a pagar unos pesitos.

No hay nada nuevo bajo el sol y esto ciertamente no es una innovación en sí misma, ya que el alquiler de objetos es tan viejo como el comercio mismo.  Sin embargo lo que vemos en este caso es cómo el uso de la tecnología (en particular la web y las herramientas que ella nos proporciona) facilita el desarrollo de un negocio permitiéndole alcanzar una escala inicialmente impensada.

RelayRides, por ejemplo, facilita que dueños alquilen sus autos.  No se trata entonces de otra Avis o Hertz, sino de una relación “peer to peer” , es decir, de usuario a usuario sin intermediarios (salvo el pequeño fee que cobra la firma que los vincula, tal como sucede con Mercado Libre o similares.

Pero la cosa no para con el alquiler de autos.  Otros ítems que se suman a la lista:  dormitorios vacíos por hijos que se han ido a la Universidad, castillos y hasta casas en los árboles para que jueguen los chicos.  Y aún hay más cosas:  máquinas para fabricar helados a 5 dólares día, IPads a 20 dólares por día (que suelen alquilar quienes primero quieren probar el dispositivo antes de decidirse a comprarlo).

De hecho esta última aplicación es más que interesante.  Según Ron Williams, co-fundador de Snap-Goods, hay un mercado muy interesante en la gente que quiere probar antes de comprar cosas y su compañía podría quedarse con un pedazo de ese pastel.

Por supuesto que, como todo negocio, tiene sus complicaciones y riesgos.  No sólo hay que encontrar gente interesada en ofrecer sus cosas y otra gente interesada en alquilarlas, sino que también hay que hacer un cuidadoso análisis de riesgo de cada usuario para evitar problemas tales como robos, maltratos, etc.  Pero nada que un depósito de garantía y un simple chequeo no pueda superar.

Claro que no todo es susceptible de ser alquilado, ya que hay dispositivos que es más fácil comprar que alquilar, como un sacacorchos por ejemplo.  De modo que es posible que todo esto evolucione hacia el alquiler de propiedades, autos y elementos de cierto tamaño y valor.

Lo que está detrás de todo esto, dice Rachel Botsman, co autora del libro “Lo que es mío es tuyo: el crecimiento del consumo en colaboración” es un cambio hacia un concepto más fluido de la propiedad.  Estamos pasando de la influencia de 50 años de publicidad en la que nos han convencido de que poseer cosas definía nuestro estatus, hacia la idea de que compartir es lo que nos hace miembros de la sociedad.  Los jóvenes, de la mano de la revolución provocada por la digitalización, piensan en términos de la “generación nosotros” en lugar de ellos mismos como individuos aislados.

He aquí una lista de empresas que están trabajando con estos conceptos: RelayRides, Spride Share, Zilok, Airbnb, WhipCar, Share Some Sugar y Snap Goods.